sábado, 15 de diciembre de 2012

REBUSCANDO TODAVÍA EN EL FONDO DE ARMARIO CICLISTA

A estas alturas del año, en las que van apareciendo las nuevas equipaciones para el 2013, creo oportuno rescatar algunos ejemplos que me quedaron en el tintero en el repaso que hice en su día a la "historia" de la indumentaria ciclista (http://alpino-gliaccia.blogspot.com.es/search/label/indumentaria%20ciclista). Y antes de entrar con estos variopintos ejemplos, mi impresión sobre la indumentaria de los últimos años: la moda oscila entre horteradas poligoneras, como el maillot del Katusha de 2012, y una estética minimalista-retro, en algunos casos lograda (como el caso del Sky), en otros casos desvaída, triste, anodina e insulsa (el maillot del Omega Pharma-Quick Step para la temporada 2013, o el maillot del Radioshack de la temporada pasada). Predominan los tonos azules: un color frío, un color que no compromete y que, al mismo tiempo, dice mucho del estado anímico al que patrocionadores, organizadores, directivos y ciclistas han logrado conducir al ciclismo y al aficionado. Aparte de dificultar la identificación de los equipos, no hay más que recordar a qué se asocia el azul en la lengua inglesa.

Ante tanta insustancial presencia de maillots actuales, rescato aquí ejemplos exóticos y horteras, cargados de color y vitalidad, que ojalá hoy en día apareciesen en los pelotones para dotarlos de un mínimo hálito de vida: 

60's

Jos Hoevenaers con el maillot GHIGI.

Fred De Bruyne con el maillot Juventus del CARPANO

El equipo de la empresa textil FERRYS. En la foto, José Pérez Francés.
Formación del SALVARANI con Zilioli y Gimondi a la cabeza


Ole Ritter con el maillot del GERMANVOX - WEGA

70's 

Los hermanos Pettersson de la escuadra FERRETTI de 1970.

La formación alemana ROKADO en 1972.


El modesto equipo belga SIRIKI - MUNCK
El equipo M.I.C. - LUDO - DE GRIBALDY de 1974.

EL GBC - FURZI  italiano de 1973.
Jean Chassang con el maillot del GITANE - CAMPAGNOLO

El modesto equipo francés del MAGIGLACE - JUANEDA de 1974

La formación del JOLLY CERAMICA de 1976


Roger De Vlaeminck con la equipación del GIS GELATI de 1979.

Jean-Pierre Cabaré con el maillot de LA REDOUTE - MOTOBECANE de 1979
80's

DAF TRUCKS - COTE D'OR de 1981. En la fotografía, Hennie Kuiper.
Marc Gomez, vencedor sorpresa de la Sanremo, con el maillot del WOLBER
El modesto equipo español HUESO de 1985
La formación del COOP - MERCIER de 1983


El equipo belga VERMEER - THIJS - GIOS
Daniel Willems con el maillot del BOULE D'OR de 1982.

El equipo italiano METAUROMOBILI - PINARELLO de 1983.


Fons De Wolf con el maillot del modesto equipo belga SKALA - SKIL de 1986
Laurent Fignon y sus gregarios del SYSTEME U.

Maurizio Fondriest con la equipación del ALFA LUM - LEGNANO de 1988



 90's
Mario Cipollini y Franco Ballerini en el equipo GB - MG  de 1993

Paolo Fornaciari con el maillot del MERCATONE UNO - MEDEGHINI - ZUCCHINI de 1994
Franco Ballerini con el maillot del MAPEI - GB de 1995.

Jan Kirsipuu con el maillot del CHAZAL de 1994

El maillot mítico del equipo del GEWISS - BALLAN de 1994. En la fotografía Moreno Argnetin.





martes, 11 de diciembre de 2012

ECHAREMOS DE MENOS A FREIRE

Oscar Freire, oscarito como lo llaman en Italia, se ha retirado, y salvo alguna breve noticia y alguna tímida entrevista, su abandono de los pelotones ha pasado inadvertido para el gran público en España. Bien es cierto que el ciclismo pasa por sus horas más bajas, pero aun así, no puede decirse que Freire haya gozado de la popularidad de un Contador o un Valverde. No ha sido ninguneado, no obstante, por el aficionado entendido, sino por los medios de comunicación tendentes a crear ídolos fugaces, y a ignorar el verdadero talento; en la patria de pericos y miguelones, los periodistas han sido más propensos a dar coba a cualquier ciclista-guadiana vueltómano que a un especimen tan único e irrepetible en el pelotón como el cántabro.

La historia lo pondrá en su lugar, por encima de todos los gonzález de galdeanos y caseros, muy por encima de los mosqueras y nozales, mancebos y sevillas, cobos y antones, que acapararon, en sus respectivos julios o septiembres, más atención que Freire en sus Sanremos y sus mundiales. Freire, con sus proverbiales despistes, siempre se mantuvo alejado de los micrófonos y de los vaivenes del éxito rápido pero fugaz a los que éstos conllevan. Freire ha hablado siempre alto y claro, pero poco; y desde un primer momento, como ciclista no formado ni en el seminario de Echavarri ni en la cueva del Gordo, optó por la salida que toman hoy los más talentosos de nuestros licenciados: la emigración. 

Freire siempre destacó por su sagacidad, por saber leer las carreras y aprovechar su oportunidad. Los despistes los tenía fuera de la carrera, nunca dentro de ella. No besaba el suelo cada dos por tres, ni se descolgaba a lo tonto como hacen otros; no daba relevos innecesarios ni gastaba fuerzas en exhibiciones inútiles; no necesitó nunca órdenes de equipo ni pinganillos, ni siquiera una cohorte de gregarios: siempre corrió por libre. Conocía las carreras en las que podía brillar, y quizá solo le faltó una victoria de etapa en el Giro para redondear un palmarés ya de por sí envidiable. No contó con un treno como el de Cipollini, ni lanzadores como los que tuvo Zabel, pero les birló a ambos sendas victorias por exceso de confianza (a Cipollini una etapa de la Tirreno, a Zabel nada menos que una Sanremo). En el Mapei brilló más que Pozzato y Bettini, aunque le pesase a Squinzi. En el Rabobank tuvo que ingeniárselas la mayor parte de las veces por libre: y en muchas, le salió bien. Sus tres victorias en Sanremo (como De Vlaeminck y Coppi) atestiguan que no era simplemente un sprinter. Sus tres victorias y sus ocho puestos entre los diez primeros en los mundiales también lo demuestran. Freire era un corredor al que se le daba bien la suma continuada de esfuerzos que supone un circuito, así como la resistencia que exige un final en Sanremo después de 300 kilómetros de recorrido y un ascenso al Poggio a 40km/h. Quizá en un final de etapa tuviese rivales más rápidos que él: pero al final de un mundial o de una Sanremo, no había ni Cipollini, ni Zabel, ni Petacchi, ni Boonen, ni Bettini, ni McEwen, ni Pozzato que se le resistiese.

El año próximo, a finales de febrero, se notará su ausencia en la salida de la Challenge de Mallorca (en sus primeros años de profesional siempre televisada, ya no desde hace unos cuantos años, siendo éste uno de los innumerables cambios a peor que ha sufrido el ciclismo en los últimos años). No veo a Freire en un futuro relacionado con el mundo del ciclismo: y hará bien. Por otro lado, habrá que esperar cincuenta años como mínimo para ver aparecer un nuevo Freire, o algo parecido, en el pelotón español. Pero no hay que pensar en un futuro tan lejano: simplemente habrá que esperar a la retirada de Flecha para que las clásicas de primavera y los mundiales vuelvan a ser, como decían antes los redactores de ases y marcas, y sus directores y ciclistas cómplices, "una lotería".








Óscar Freire (15.02.1976, Torrelavega, España). Profesional de 1998 a 2012.

Palmarés: 3 campeonatos del mundo (1999, 2001, 2004), 3 Milano - Sanremo (2004, 2007, 2010),  11 etapas en Grandes Vueltas (4 en el Tour de France, 7 en la Vuelta a España), 1 Tirreno - Adriatico (2005), 1 Gent - Wevelgem (2008), 1 Paris - Tours (2010), 1 Vattenfall Classic (2006), 1 clasificación por puntos Tour de France (2008), 3 Flèche Brabançonne (2005, 2006, 2007), 1 Trofeo Luis Puig (2004), 1 Giro della provincia di Lucca (2003), 1 Vuelta a Andalucía (2007), 11 etapas Tirreno - Adriatico, 2 etapas Tour de Suisse, 1 etapa Volta a Catalunya, 3 etapas Vuelta al País Vasco, 2 etapas Tour de Romandie, 1 etapa Tour Dwon Under, 8 trofeos de la Challenge de Mallorca, 3 etapas Giro della provincia di Lucca, 1 etapa Deutschland Rundfahrt, 1 etapa Vuelta a Burgos, 9 etapas Vuelta a Andalucía, 1 etapa Vuelta a la Comunidad Valenciana, 2 etapas Vuelta a Aragón, 1 etapa Vuelta a Castilla y León.

Equipos: Vitalicio seguros (1998 - 1999), Mapei - Quick Step (2000 - 2002), Rabobank (2003 - 2011), Katusha (2012)


Los tres mundiales: Verona 1999, Lisboa 2001, Verona 2004


Milano - Sanremo 2004
 

Milano - Sanremo 2007
 

Milano - Sanremo 2010

Paris - Tours 2010

Gent - Wevelgem 2008

Etapa de la Tirreno - Adriatico 2008 (Castelfidardo)

miércoles, 24 de octubre de 2012

NI TANTO NI TAN CALVO

El ciclismo moderno y sus instituciones ya han encontrado al malo malísimo, a la cabeza de turco que, una vez cercenada, por arte de magia soluciona todos los problemas. No sé qué me entristece más, si todo el entramado destapado de Armstrong-Ferrari-Bruyneel y sus tres españolitos, o las reacciones al informe de la USADA. La comparecencia de Pat McQuaid ayer fue vergonzosa. Un tío que debería haber dimitido por intentar silenciar el minipositivo de Contador (pero positivo al fin y al cabo), y que es heredero del que, junto con el infame Gordo, armó todo el tinglado de compadreos, negocietes y cartas blancas llamado Protour, tiene la desfachatez de salir a decir que "Armstrong no forma parte de la historia del ciclismo".  Damnatio Memoriae lo llamaban los romanos: picamos el nombre de Nerón de los arcos de triunfo, volcamos las estatuas y bustos de Domiciano, y aquí como si no hubiese pasado nada. Pues sí que pasa, sí que sigue pasando. McQuaid ahora saca pecho de lo que no supo o no quiso ver, y encima, de golpe y porrazo, enseñando la cabeza decapitada del tejano como si de un Teseo con la cabeza de la Gorgona se tratase, pretende hipnotizarnos y hacernos creer la patraña de que ahora todo es limpieza y esplendor. 

La segunda parte será que, dentro de unos años, nada de esto habrá pasado. ¿Armstrong, quién es ese?, se dirán todavía los mismos jefazos de hoy todavía en su sillón. No sé si se dan cuenta de que están sentando las bases, con su pretensión de borrar parte de la historia "y aquí no ha pasado nada", para poner en duda toda la historia del ciclismo. ¿Por qué los Tours de Armstrong sí se borran y el de Riis no? ¿Por qué Riis sigue siendo incluso director deportivo? No sé si se dan cuenta de que de este modo dicen al mundo, cosa que es verdad, que desde 1998 no se ha conseguido nada. Tan solo unos cuantos nombres han caído y bastantes carreras han quedado desvirtuadas y tocadas de muerte, pero nada en claro, ningún saneamiento. Ni Verbruggen ni McQuaid, ni por supuesto los directos de equipo, han hecho nada en catorce años para cambiar la situación, sino que la han acrecentado, la han favorecido, la han mejorado para sus intereses. Pero la "lucha contra el dopaje" sigue en marcha.  



Tan nefastos son los supuestos buenos, que hacen bueno al malo: dan ganas de salir en defensa de Armstrong. Pues está claro, está clarísimo, que no es el único responsable. Tampoco es ningún santo, y mucho menos un santo mártir perseguido por una cruzada personal. Eso lo dejamos para las películas. Como ya he venido diciendo aquí repetidas veces, cantaba la ausencia de positivos en sus años de reinado, y de igual forma, olía más podrido que Dinamarca en Hamlet la aparición repentina de casos tras su retirada...pero de ahí a que sea el único malo malísimo, el líder que mueve los hilos, el que ha creado toda una trama mafiosa superior a la 'ndrangheta, la camorra, las tríadas chinas y las de albanokosovares juntas, pues no, no me lo creo. Armstrong era un corredor vanidoso y mandón, pero si queremos ver alguna mafia maligna, quizá sea más lógico mirar hacia otra parte. Alguien ayudó a montar todo el tinglado. Alguien suministró la droga. Otro alguien se dedicó a hacer la vista gorda. Armstrong no actuó solo, sino que lo hizo en connivencia con las instituciones. Está el que da el soborno, y también el que lo acepta, cosa que olvidan. La corrupción afecta a ambos lados. Y luego están los que saben, se benefician y callan, o lo que es peor, acusan cínicamente: muchos que hoy dirigen a sus pupilos a través de los pinganillos como auténticos cyborgs desde las ammiraglie también saben mucho, y no solo del pasado. Deberían empezar a cantar de su día a día. No del ayer, del hoy:  piénsese en Vaughters, piénsese en su Garmin, ese equipo surgido de los bajos fondos de Girona, piénsese en ese mago de la pista llamado Brailsford y la barrida que han pegado este año sus chicos y chicas en los J.J.O.O. (algo insólito, ni la R.D.A.ni la U.R.S.S. juntas en sus años "dorados"), piénsese en su Sky, piénsese en los hispanoitalorusos, o los italokazajos, o piénsese también en un tal Stapleton que quiere volver al ciclismo...Todos sobran.

Las declaraciones de Wiggins descargándose contra Armstrong huelen mal, precisamente por la fuente de la que provienen. Wiggins no es precisamente un corredor que haya roto la omertà, como Landis, Hamilton o Manzano, sino que más bien es uno algo deslenguado y dado a soltar tacos (un poco hooligan él, a pesar de sus modelitos de Fred Perry y su pinta de mod), que vende a los cuatro vientos su limpieza y redirige las miradas que podrían inculparlo hacia otros peores, otros que no actúan con su elegancia y fair play británico, en este caso Armstrong. El típico que en el patio del colegio va corriendo a la profesora y dice que él no ha sido pero Manolito o Pepito sí. Y esto lo dice un pistard reconvertido a escalador. Uno que logró hacer cuarto con el equipo de Vaughters en 2009, al igual que al año siguiente haría Vandevelde (no habiendo alcanzado jamás  ningún top ten de gran vuelta ninguno de los dos). 

Luego vienen las reacciones de los entendidos. Los ex-ciclistas, qué van a decir, pues que no lo ven claro. No lo ven claro porque en todas las épocas han cocido habas, y temen que esto de alterar palmareses comience a retrotraerse demasiado. Jalabert e Indurain defienden su inocencia, pero lo que dicen debe valorarse en su contexto, el de corredores que, aunque nos pese, vivieron en una determinada época con determinadas sustancias. Compartieron pelotón con Armstrong, y las prácticas que Armstrong y Ferrari llevaron a su mayor refinamiento, comenzaron en la época anterior. Elemento que no altera el hecho de que Indurain y Jalabert fuesen, por otro lado, grandes corredores. Las palabras de Merckx también deben juzgarse de forma parecida. Ahora reniega de Armstrong como San Pedro, pero en su época también sabrían lo suyo: usaban sus sustancias, tenían sus doctores, no montaban tinglados a tan gran escala, eran cazados con bastante asiduidad, y las cosas no se sacaban tanto de madre. 

Más zafias y repulsivas son las declaraciones de Manolo Sáiz. Ese tipo no tendría derecho a hablar en ningún caso; lo lamentable es que los periódicos se hagan eco de un personaje que se ha cargado literalmente el ciclismo: primero con sus prácticas ilícitas desde que aterrizó en el ciclismo, a saber con qué bagaje y qué conocimientos, en 1990; luego con su proyecto de mafia-liga cerrada del Pro Tour, una aberración en nombre del negocio por el negocio que ha tenido como resultado más notorio la desaparición de carreras pequeñas y de equipos de categorías inferiores, así como la exportación del ciclismo a países donde ni les va ni les viene, tipo Omán, tipo China, tipo Qatar, que solo pretenden promocinar sus países tiranizados como paraísos turísticos;  y por último con la Operación Puerto, cuyo juicio es inminente, y del que espero, como supongo que también muchos más, que se lleve por delante a quien se tenga que llevar (cosa que sin duda no pasará: esto es España).

Tres frentes se han abierto para este invierno: el de Armstrong, al que la UCI se ha apresurado a dar carpetazo, pues cazado Armstrong ya no hay necesidad de escarbar más; el de Ferrari, que ya ha salpicado a equipos al completo, especialmente a todos aquellos que no patrocinan cosas, sino países de dudoso presente democrático, y que promete ser realmente escandaloso; y el de la OP, que quedará en nada. Si hubiese alguien con cabeza y algo más en la Unión Ciclista Internacional, y no solo con bajos instintos, cobardía y amor por la pasta, aprovecharía todo esto para hacer limpieza. Solo queda la esperanza de que ASO inicie por su propia cuenta algún tipo de intento de renovación, controlando plenamente las invitaciones de los equipos al Tour, y realizando controles severos y ecuánimes, como los de aquel verano del 2008 con la Agencia Francesa Antidopaje.

viernes, 12 de octubre de 2012

REESCRIBIENDO LA HISTORIA

Después de las entradas relativas a "los diez mejores ciclistas de la historia", y una vez salido a la luz el esperado informe de la USADA sobre Lance Armstrong, uno llega a la conclusión de que en el ciclismo, si se mira hacia atrás, solo se encuentra mierda. No hay santos ni héroes. Cierto que las acusaciones a Armstrong son contundentes, que era cuestión de tiempo que también él (el líder indiscutible de su época en el Tour de Francia) cayera, habiendo caído antes rivales como Ullrich, Basso, Beloki, Mayo o Vinokurov, pero querer concentrar toda la "mierda" en un solo periodo es un claro error. Querer pensar que solo ha habido "desviaciones" entre 1998 y 2010, y que antes no pasó nada y ahora está todo resuelto, es un gran error: echando la vista atrás lo hemos comprobado. Quizá con un poco menos de tecnología, quizá de una manera más cutre o menos programada, pero el doping ha existido siempre, por desgracia. Y, por otro lado, tampoco creo que sea un problema exclusivo del ciclismo, del atletismo o del esquí (los únicos deportes en los que realmente se persigue, o se intentan más o menos perseguir, el dopaje). Si no, habría que recordar esas tristes imágenes de futbolistas que se desploman en el terreno de juego, falleciendo algunos en el acto: ah, no, perdonand, en esos casos solo hablamos de arrítimias y fallos congénitos, se me olvidaba...

Es larga la lista de corredores que han dado positivo alguna vez, o se han visto implicados en procesos de dopaje, o que simplemente se han saltado algún control antidopaje. A continuación, una lista no exhaustiva.

1. Corredores que han dado positivo:

Victor Van Schil, Jean Stablinski, Gianni Motta, Felice Gimondi, Franco Balmamion, Raymond Delisle, Eddy Merckx, Joaquim Agostinho, Gerben Karstens, Jaime Huélamo, Yves Hézard, Joop Zoetemelk, Ronald De Witte, Herman Van Springel, Luis Ocaña, Michel Pollentier, Freddy Maertens, Giovanni Battaglin, Jean-Luc Vandenbroucke, Johan van der Velde, Dietrich Thurau, Ángel Arroyo, Alberto Fernández, Vicente Belda, Pedro Muñoz, Kim Andersen, Adri van der Poel, Laurent Fignon, Sean Yates, Sean Kelly, Pedro Delgado, Gert Jan Theunisse, Djamolidin Abdujaparov, Alberto Volpi,  Francesco Casagrande, Marco Pantani, Stefano Garzelli, Gilberto Simoni, Dario Frigo, Roberto Heras, Oskar Camenzind, Igor Astarloa, Iban Mayo, Aitor González, Alexandre Vinokurov, Andrei Kashechkin, Emmanuelle Sella, Danilo Di Luca, Manuel Beltrán, Raimondas Rumsas, Igor González de Galdeano, Leonardo Piepoli, Ricardo Riccò, Stefan Schumacher, Bernhard Kohl, Floyd Landis, Tyler Hamilton, Davide Rebellin, Ezequiel Mosquera, Pietro Caucchioli, Mikel Astarloza, Alberto Contador, Alexandr Kolobnev, Fränk Schleck.  


2. Corredores que se saltaron controles antidopaje:

Jacques Anquetil, Rudi Altig, Raymond Poulidor, Italo Zilioli, Gianni Motta, Michael Rasmussen, Yoan Offredo.


3. Corredores que murieron en edad joven por paros cardíacos:

Knud Enemark Jensen (muerto en los J.J.O.O. de Roma 1960 con 23 años), Tom Simpson (muerto en el Tour de Francia con 29 años) , Jean-Claude Lebaube (39 años), Vicente López Carril (37 años),  Marc Demeyer (31 años), Bert Oosterbosch (32 años), Johannes Draaijer (26 años), Geert Van de Walle (23 años), Connie Meijer (25 años), Paul Haghedooren (38 años), Joachim Halupczock (26 años), Michel Zanoli (35 años), Denis Zanette (32 años), Fabrice Salanson (23 años), Bruno Neves (26 años), Valentino Fois (34 años), Alessio Galletti (36 años), Marco Pantani (34 años), José María Jiménez (32 años), Frank Vandenbroucke (34 años), Frederiek Nolf (22 años).

4. Corredores implicados en escándalos de dopaje 

Alex Zülle, Richard Virenque, Laurent Brochard, Frank Vandenbroucke, Johan Museeuw, Jo Planckaert, Alejandro Valverde, Jan Ullrich, Óscar Sevilla, Michele Scarponi, Ivan Basso, Francisco Mancebo, Danilo Di Luca, Alessandro Ballan, Jeannie Longo - Ciprelli, Lance Armstrong


5. Corredores tratados por médicos "sospechosos" (Michel Debackere, Bernard Sainz, Francesco Conconi, Michele Ferrari, Luigi Cecchini, Sabino Padilla, Eufemiano Fuentes, etc.): 

Eddy Merckx, Freddy Maertens, Michel Pollentier, Bernard Thevenet, Lucien Van Impe, Bernard Hinault, Laurent Fignon, Francesco Moser, Guido Bontempi, Maurizio Fondriest, Stephen Roche, Gianni Bugno, Claudio Chiappucci, Rolf Sorensen, Tony Rominger, Mario Cipollini, Miguel Indurain, Evgueni Berzin, Piotr Ugrumov, Moreno Argentin, Giorgio Furlan, Ivan Gotti, Laurent Jalabert, Johan Bruyneel, Alex Zülle, Frank Vandenbroucke, Ángel Casero, Roberto Heras, Michele Bartoli, Paolo Bettini, Damiano Cunego, Fabian Cancellara.


6. Corredores que han confesado el uso de sustancias dopantes

Jacques Anquetil, Bernard Thevenet, Joop Zoetemelk, Freddy Maertens, Dietrich Thurau, Francesco Moser, Steven Rooks, Peter Winnen, Jesper Skibby, Claudio Chiappucci,  Bjarne Riis, Bo Hamburger, Christophe Moreau, Frankie Andreu, Jesús Manzano, Filippo Simeoni, Erik Zabel, Rolf Aldag, Udo Bölts, David Millar, Tyler Hamilton, Floyd Landis, George Hincapie.

La lista es larga, demasiado larga. Afecta a todas las épocas. Algunos corredores, como Merckx, Andersen, Pollentier, Thurau, Agostinho, Kelly o Zoetemelk, si se siguiesen los procedimientos legales actuales, habrían llegado a ser sancionados de por vida. Algunos ciclistas estaban inmersos en duros litigios con sus federaciones deportivas, como Anquetil e Hinault, pero no tenían problemas, especialmente el segundo, para campar a sus anchas en el Tour de Francia. En los países del Este, en la R.D.A., los ciclistas del Estado tomaban las pastillitas azules de oral turinabol, y quizá ya experimentaban con la EPO, mientras que en "occidente", corredores como Eric De Vlaeminck, Johan van der Velde o Michel Pollentier, terminaron sus carreras con graves problemas de adicción a las anfetaminas. Y otros quedaron por el camino demasiado jóvenes. En otras épocas, curiosamente, el doping parecía tan adelantado a los controles que apenas había casos: de 1991 a 1998, por ejemplo, aquella época magnífica de Mapeis, Onces, Gewiss y Banestos, en la que corredores ya entraditos en años, tipo Rominger, Ugrumov o Riis, se convertían en fueras de serie, o gregarios del montón en auténticos escaladores (Unzaga, Mauleón, Leanizbarrutia, Díaz Zabala o el mismo Riis), o incluso los sprinters se convertían en escaladores y contrarrelojistas (Jalabert).En resumen, la época mágica del "gordo", de la que derivan los Celaya, del Amo y Bruyneel.

Está muy bien que caiga Armstrong, que se ventile esa época, y que principalmente se demuestre el cinismo de alguien que, amparado en la lucha contra el cáncer, y con la presunción de convertirse en un héroe de la misma, no buscaba otra cosa que la satisfacción de su ambición personal, costase lo que costase. Su reinado apestaba: en él no hubo casos de doping, curiosamente, hubo que esperar a su retirada para que la podredumbre comenzase a aflorar: ya se sabe, operaciones puerto y demás. Pero, por otro lado, eso no debe servir ni para exonerar a otras épocas (aquello de que "el doping empieza con la EPO en 1990"), ni para dirigir la mirada exclusivamente hacia atrás, desatendiendo las posibles trampas y fraudes del presente. Todavía se dan casos flagrantes y bien visibles de corredores que "mejoran su rendimiento" al acceder a ciertos equipos "con más presupuesto". 


El instrumento del dopaje en el este, y el rostro del dopaje en el oeste. Caído el muro, mucho se hablado del dopaje de Estado en el este para camuflar el dopaje "mafioso" del oeste. Lo que bien es cierto es que nadie tiene la exclusividad: en esto están todos pringados. 

Lo que quizá todos esperamos y no se lleva nunca a cabo es lo que a todas luces parecería indispensable para atajar el doping de raíz, a saber, que las sanciones se apliquen no solo al corredor que da positivo (que es culpable, por supuesto), sino también al director y al médico del equipo. Lo peor del podrido "mundillo" ciclista, es que está en manos de aquellos que vivieron el doping en sus propias carnes, en los ochenta y en los noventa, ya sea actualmente en forma de directores deportivos (Bruyneel, Riis, Andersen, Madiot, Bernaudeau etc.), ya sea en forma de seleccionadores (Jalabert, Bettini), ya sea en forma de periodistas (González Linares, Delgado, Cassani, Kelly, etc.). De éstos, principalmente sobran los primeros, pues la realidad muestra, una y otra vez, que el ciclista no actúa de forma individual e insubordinada, sino que sigue un plan: un plan trazado por médicos deportivos del equipo o ajenos (figuras fantasmales como Ferrari), y  que los directores deportivos se encargan de poner en marcha. En España se habla de crisis del ciclismo, pero afortudamente, engendros como Manolo Sáiz, Álvaro Pino, Juan Fernández o Vicente Belda han desaparecido de los pelotones. Que no vuelvan. 

Por otro lado, la investigación sobre Armstrong afecta a la U.C.I., en cuanto que muestra una connivencia de ésta con las prácticas dopantes de ciertos equipos: una muestra de que "siempre ha habido clases", también en el ciclismo. Este tipo de descubrimientos abre paso a todo tipo de elucubraciones: ¿algunos equipos gozan de "carta blanca"? La cuestión asusta. 

Así pues, acaba la temporada ciclista con ese regusto agridulce al que ya nos tienen muy acostumbrado el consabido "mundillo". Llego a cuestionarme la naturaleza de mis gustos. Ya somos muchos los aficionados al ciclismo algo esquizofrénicos, que nos debatimos entre el amor y el rechazo, la ilusión y la decepción, la confianza y la sospecha. El doping asemeja algo demasiado arraigado, algo a lo que recurrir con una normalidad espantosa, como si se tratase simplemente de alargar la mano hacia el bidón de agua: aunque lo peor es que junto con el doping viene también la mentira, la manipulación, la hipocresía, e incluso la coacción, como se ha demostrado en el caso de Armstrong. Al pobre Jesús Manzano lo tomaron por loco o por idiota, a Frankie Andreu por un resentido, y por desgracia, cuánta razón llevaban al hablar.

sábado, 6 de octubre de 2012

LOS DIEZ MEJORES CICLISTAS DE TODOS LOS TIEMPOS: NÚMERO 1. EDDY MERCKX

Edoard Louis Joseph Merckx (17.06.1945, Meensel-Kiezegem, Bélgica). Profesional de 1965 a 1978.

Palmarés: 3 Campeonatos del mundo (1967, 1971, 1974), 5 Tour de France (1969, 1970, 1971, 1972, 1974), 5 Giro d'Italia (1968, 1970, 1972, 1973, 1974), 1 Vuelta a España (1973), 7 Milano - Sanremo (1966, 1967, 1969, 1971, 1972, 1975, 1976), 2 Ronde van Vlaanderen (1969, 1975), 3 Paris - Roubaix (1968, 1970, 1973), 5 Liège - Bastogne - Liège (1969, 1971, 1972, 1973, 1975), 2 Giro di Lombardia (1971, 1972), 64 etapas en grandes vueltas (34 en el Tour, 24 en el Giro, 6 en la Vuelta), 1 Tour de Suisse (1974), 3 Paris - Nice (1969, 1970, 1971), 1 Tour de Romandie (1968), 1 Critérium de Dauphiné Liberé (1971), 1 Volta a Catalunya (1968), 2 Omloop Het Volk (1971, 1973), 3 Gent - Wevelgem (1967, 1970, 1973),  3 Flèche Wallonne (1967, 1970, 1972), 2 Amstel Gold Race (1973, 1975), 1 Rund um dem Henninger Turm (1971), 1 Paris - Bruxelles (1973), 1 Grand Prix du Midi Libre (1971), 2 Setmana Catalana (1975, 1976), 1 Scheldeprijs (1972), 1 Flèche Brabançonne (1972), 1 Giro del Piemonte (1972), 1 Giro dell'Emillia (1972), 1 Coppa Agostoni (1970), 1 GP Città di Camaiore (1971), 1 Sassari - Cagliari (1975), 1 GP Pino Cerami (1966), 4 Giro di Sardegna (1968, 1971, 1973, 1975), 1 Vuelta a Levante (1969), 2 Tour de Belgique / Ronde van Belgie (1970, 1971), 1 Grand Prix de Nations (1973), 3 Trofeo Baracchi (1966, 1967 con Bracke, 1972 con Swerts), 1 Campeonato de Bélgica (1970), 1 Grand Prix de Lugano (1968), 6 Escalada a Montjuïc (1966, 1970, 1971, 1972, 1974, 1975), 3 Clasificaciones por puntos Tour de France (1969, 1971, 1972), 3 Clasificaciones por puntos Giro d'Italia (1968, 1973), 1 Clasificación por puntos Vuelta a España (1973), 2 Clasificación de la montaña Tour de France (1969, 1970), 2 Clasificación de la montaña Giro d'Italia (1968, 1970), 181 días de liderato en grandes vueltas (9 en Vuelta a España, 76 en Giro d'Italia, 96 en Tour de France), 7 Superprestige Pernod (1969, 1970, 1971, 1972, 1973, 1974, 1975), Récord de la hora (49,431 km., 25.10.1972, México), 1 Campeonato del mundo amateur (1964), 17 carreras de seis días.


Puestos: 2º Tour de France (1975), 3º Ronde van Vlaanderen (1967, 1970, 1973), 2º Paris - Roubaix (1969, 1975), 2º Liège - Bastogne - Liège (1967), 3º Liège - Bastogne - Liège (1970), 2º Giro di Lombardia (1966, 1974), 3º Giro di Lombardia (1968)

Equipos: Solo - Superia (1965), Peugeot - BP (1966 - 1967), Faema (1968 - 1969), Faemino (1970), Molteni (1971 - 1976), Fiat france (1977), C&A (1978)



El ogro de Tervuren. El caníbal. Ganador de todas las clásicas - excepto la París - Tours y la Burdeos - París - y de las tres  grandes vueltas por etapas. El joven hijo de tenderos de Woluwé-Saint-Lambert que soñaba con convertirse en Stan Ockers. Rodador por naturaleza, escalador por fuerza de voluntad, sprinter por ambición. El que no dejaba a los demás ni las migajas. El protegido de Felicien Vervaecke. El escrupuloso amante del material italiano. El maillot Molteni. El maillot Faema. El que se casó con la hija del seleccionar del mundial amateur en el que venció. El mejor descendedor de todos los tiempos. El que fuera tres veces "cazado": desde el sospechoso positivo de Savona en el Giro del 69, al los incontestables del Lombardía del 73 y la Flecha de 77. El que, a fin de reprender a su gregario infiel Vandenbossche ganándole los puntos del Tourmalet, acabó protagonizando una escapada digna de Coppi camino de Mourenx-ville-nouvelle. Sus mecánicos Faliero Masi, Ernesto Colnago y Ugo De Rosa. El que plantó cara a su director Guillaume Driessens en una Vuelta a Flandes cuando le obligó a parar. El que demostró su lado humano en Orcières-Merlette y Pra Loup, y un poco en la Lieja de 1971 (que aun así logró ganar a Pintens). Sus ocho victorias de etapa en los Tour de 1970 y 1974. El que estrenó con una victoria el nuevo recorrido de la Paris-Roubaix, que incluía la troué de Wallers-Aremberg. El que inauguró su gran palmarés en un sprint sorprendente en Via Roma, y lo cerró en el mismo lugar diez años después. El que sufriera un gravísimo accidente en la pista de Blois, a partir del cual cada pedalada cuesta arriba era un martirio. El que medía y remedía la altura del sillín. El católico amante de Magritte y de Dalí. El amigo de Lance, el padre de Axel. Sus imponentes subidas "a chepazos", intentando retener al Tarangu. El que ganó, como antes Binda y como Bugno después, un Giro portando la maglia rosa de principio a fin. El maestro indiscutible del descenso del Poggio. Sus duelos a muerte con Luis Ocaña, un rival de su talla. La banda antimerckx. Sus fieles gregarios Van Schil, Swerts, Huysmans, Bruyère. La bicicleta Colnago de México. Las Tres cimas de Lavaredo en la nieve, según él su día más en forma. Las más de 400 victorias. El ogro de Tervuren. El caníbal.