sábado, 4 de octubre de 2014

EL MUNDIAL DE PONFERRADA

Que vaya por delante que no acerté en los pronósticos. No puse al polaco Michal Kwiatkowski en la amplia terna de favoritos para ganar en Ponferrada, a pesar de su fantástica primavera, en la que terminó entre los cinco primeros en las tres clásicas de las Ardenas. En el Tour se arrastró, y quizá por eso me olvidé de él. Ahora no desentona vestido con el arcobaleno, como sucidiese con Rui Costa, otro vencedor sorpresa.

Un podio de Lieja: Gerrans, Kwiatkowski y Valverde.
Kwiatkowski no solo fue el más listo, sino también el más fuerte. Como se venía diciendo desde que se pronosticase lluvia para el domingo, la diferencia se hizo en la bajada; aunque no ya en la segunda, una vertiginosa caída libre hasta la meta, digna de la Cipressa, sino en la primera, otra auténtica trampa mortal que terminaba en una curva de noventa grados que conducía a la espectral presa del embalse de Bárcena. Kwiatkowski, como decía, no solo fue el más listo a la hora de escoger el punto decisivo donde atacar (última vuelta, penúltima bajada), sino que tuvo fuerzas suficientes como para superar la última ascensión con la misma diferencia con la que la había empezado, ante un pujante grupo comandado por Valverde, Gerrans y Gilbert. 

Kwiatkowski destacado en la presa del embalse de Bárcena.


El circuito finalmente se presentó más complicado de lo que se había dicho en un inicio. Ni mucho menos fue un mundial asequible y anodino, como lo fueron los de Madrid, Salzburgo y Geelong, y por supuesto, demostró estar alejado años luz de las farsas de Zolder y Copenhague. No fue un mundial para los clasicómanos puros, como Boonen y Cancellara, a los que apenas se vio. En el primer caso, estaba claro que la selección belga contaba con tipos más en forma que la leyenda flamenca, que se encuentra, no nos engañemos, en sus años crepusculares. Van Avermaet se presentaba como una opción más clara, después de sus victorias en Gerardsbergen en el Eneco Tour y en el Grand Prix de Wallonie. Pero en la selección suiza todo se jugó a la carta de Cancellara, desgastando inutilmente a un portentoso Michael Albasini, vencedor reciente de los Tre valli varesine. De todas formas no fueron las únicas decepciones. El rendimiento de Sagan y Nibali sí que estuvo muy por debajo de lo esperado. Al primero ni se le vio, y el segundo se abrió de piernas ante la maniobra de despiste de Purito en el alto de Mirador. Los velocistas jóvenes sí que estuvieron a la altura. De no ser por la lluvia y el ataque de Kwiatkowski, el mundial se hubiese resuelto en el sprint entre Kristoff, Degenkolb y Bouhanni. Como una Sanremo.


Después de tantear los días anteriores varios puntos en los que ver la carrera, nos colocamos en el paso por el falso llano que coronaba el alto de Confederación. Amaneció nublado y lloviznaba en la montaña, entre los pinos y los cables de alta tensión, que no cesaban de crepitar. Las vueltas se fueron sucediendo. La escapada inicial la formaron el colombiano Quintero, el ucraniano Polivoda, el croata Kvasina y el letón Savickas. La persecución fue comandada en exclusiva por la selección de Polonia, la única que hizo algo en las vueltas iniciales para evitar que el pelotón se apoltronase demasiado. La niebla se levantaba poco a poco sobre el bosque de pinos replantados, y a cada paso, el pelotón y los coches arrastraban tras de sí un auténtico vendaval. Más tarde llegó el turno de los "segundas espadas" de las grandes selecciones: Giovanni Visconti, Peter Kennaugh, Sep Vanmarcke, Christopher Juul Jensen, Dani Navarro, etc. En varios movimientos, el que puso más empeño fue  el suizo Michael Albasini. Tras unas vueltas en las que el sol asomaba tímidamente entre las nubes, el cielo se fue cubriendo, escuchándose a lo lejos algún trueno. Cuando comenzó a arreciar la lluvia con más fuerza, la selección italiana realizó una vuelta de infarto, con un propósito más suicida que claro. Fue una delicia ver pasar como una exhalación al grupo comandado por Bennati y el resto de azzurri, deslizándose a gran velocidad sobre el asfalto mojado. Posteriormente llegó el turno del número en solitario de Tony Martin, condenado al fracaso pero útil como acción de desgaste para el pelotón. Cruzó delante nuestro con su típica estampa: posición aerodinámica, desarrollo masivo y boca abierta.

La espera se hacía larga, y a cada nuevo paso por nuestra cuneta, la situación de carrera se presentaba totalmente cambiada. De este modo, a falta de dos pasos por meta, se formó un trío con Cyril Gautier, Michael Valgren Andersen y Alessandro De Marchi, seguido de cerca por Vassil Kiryienka. Se trataba de tres corredorazos, voluntariosos y atacantes, salidos de la Vuelta (Valgren Andersen, Kiryenka y De Marchi), acompañados del joven francés, el mejor pupilo de Voeckler en cuanto a "pestosidad". En la última vuelta, el cuarteto pasó por delante de nuestras narices con apenas unos segundos de ventaja sobre un pelotón cada vez más reducido. Veinte metros delante de nuestra posición se jugó el mundial, aunque no pudimos verlo. Kwiatkowski se lanzó en el descenso hasta el embalse y sacó unos segundos preciosos que Dani Moreno no pudo recortar. Precisamente lo habíamos visto pasar por ahí dos dias antes, entrenando con toda la selección polaca, tanto femenina como masculina. Los habíamos visto seguros, sorprendentemente seguros.

Kwiatkowski deja atrás en el Mirador a Valgren Andersen y De Marchi
Tras pasar la presa y el túnel, el polaco se prensetó con el cuarteto cabecero. De Marchi, sin duda el mejor de los italianos como era de esperar, era el que más fuerzas gastaba en ese grupo delantero. Éste y Valgren Andersen intentaron permanecer a rueda del polaco el máximo tiempo posible, aunque fue inútil, pues se deshizo de ellos con facilidad al venir fundidos después de dos vueltas de machaque. Mientras tanto, detrás, tras unos segundos de incertidumbre, Jonathan Castroviejo se puso a tirar para recortar diferencias en beneficio de Purito y Valverde. Cuando Castroviejo ya no pudo más, Purito se lanzó al ataque, quizá demasiado tarde. Nunca se sabrá si se trató en realidad de un ataque de despiste, a la espera de un ataque todavía más demoledor de Valverde, o un ataque en serio. Lo que sí que es cierto es que el ataque de Purito sirvió para rematar a Nibali, en una baja forma alarmante para un ganador de Tour, y para que Gilbert, Gerrans, Valverde y Breschel se le pusiesen a rueda. Sí, también Breschel, ese corredor que sale de la tumba solo en los mundiales (y no todos los años). Valverde y Gilbert prolongaron el ataque de Purito, formándose un grupo de siete (Valverde, Gilbert, Gerrans, Van Avermaet, Gallopin y Breschel). Como siempre, Valverde atacó demasiado tarde, mientras que Purito, parece que más por desidia que falta de fuerzas, se dejó llevar. Parecía no querer estar involucrado con Valverde una vez más en un grupo que se jugase una victoria. O simplemente no estaba dispuesto a asumir un rol de gregario para el murciano. Quién sabe.

Kwiatkowski tenía ya medio triunfo en el bolsillo, y amplió la ventaja con un gran descenso hasta meta. Detrás hubo los típicos parones, especialmente debido a la racanería de Gerrans. Valverde y Gilbert fueron los únicos que pusieron algo de empeño en la caza, especialmente el valón, que se sacrificó por Van Avermaet. Su compatriota y compañero de equipo no remató, como es habitual en él, pero Gilbert demostró que si bien ya no está (ni estará) a la altura de su año mágico de 2011, aquel en el que Omega Pharma parecía ser más bien un chiste malicioso que un patrocinador, sigue siendo un corredor competitivo y entregado. 

El polaco acabó haciéndose con la victoria, mientras que por detrás Gerrans se hacía con facilidad con la medalla de plata, y Valverde con la de broce en un disputado sprint con Breschel.  Gerrans racaneó todo lo que pudo y más, esperando ser conducido a meta en carroza para rematar a todos con su nueva punta de velocidad, insólita a sus 34 años. Gerrans no solo es un corredor que no da una pedalada de más, y que busca con zorrería el abrigo, como se viese a la perfección en su Sanremo de 2012, en la que se aprovechó con astucia de la nula estrategia de Cancellara, sino que es además un corredor guadianesco, que aparece y desaparece, y que está teniendo a los 34 años su mejor temporada con diferencia. No es un corredor que me guste, todo lo contrario. Por eso suscribí la campaña de twitter #anyonebutgerrans. Nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos a Kwiatkowski por haber evitado un ganador que estaría a la altura de Leblanc, Astarloa o Brochard.


Valverde hizo de nuevo tercero, siendo éste su tercer año consecutivo en esa posición. Lo de Valverde y los mundiales merece un análisis aparte. Ha superado los podios de Poulidor, y si se suman sus puestos entre los diez primeros, puntuándolos de 10 a 1, Valverde es el mejor corredor de los mundiales de todos los tiempos, por delante de Merckx, Freire y Zoetemelk. Aunque, a diferencia de estos tres, le falta precisamente el mundial. Este año, a diferencia de los dos anteriores, su puesto es digno de elogio, pues se trataba de un mundial no tan apto para sus características, pasado por agua además (hay que tener en cuenta que con la lluvia los murcianos se disuelven, no hay que ver más que a Luis León Sánchez). A Valverde solo le queda ganar el mundial como Zoetemelk, con 39 años. 



En fin, la merecida victoria de Kwiatkowski marca un cambio generacional. El polaco pertenece a ese generación dorada de 1990, como Sagan, Pinot, Quintana y Bouhanni, diez años mayores que Valverde, Gerrans, Boonen y Wiggins, que siguen dando guerra. Kwiatkowski tiene 24 años, uno más de los que tenía Freire al vencer su primer mundial, dos más que Merckx en Heerlen, Lemond en Altenrhein y Armstrong en Oslo, y tres más que Monsere. Se trata por tanto de un campeón con futuro. De todas maneras, habrá que esperar a que confirme con más victorias este grandísimo triunfo. Este año ha andando como una moto, como todo su equipo (exceptuando a De Gendt). Aunque los corredores del este suelen explotar demasiado pronto, luego parecen dormirse en los laureles, o simplemente volatilizarse. Fue el caso de Berzin, también el de Vainsteins. Sagan parece que anda de camino. Al menos, el polaco se presenta como el gran rival generacional del eslovaco en el futuro más inmediato.


De nuevo pasa un mundial, y con él se acerca la conclusión de la temporada. El destartalado urbanismo de la ciudad, sus malas comunicaciones con la consiguiente ausencia de público, y varios problemas con las vallas, no han sido problemas suficientes como para ensombrecer este mundial, del que al final me he ido satisfecho. La carrera fue emocionante, y tuvo de todo: ataques en subida, ataques en bajada, lluvia, emoción, labor de equipo, escapadas intermedias, curvas tomadas a cuchillo y sprint finales interesantes. Lo poco que necesita un mundial para ser interesante. Y si a eso se añade un podio digno de Liège - Bastogne - Liège, todavía mejor.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

"ROAD TO PONFERRADA"

Una vez terminada la Vuelta a España, la siguiente cita para los adictos al ciclismo es el mundial, que este año se celebrará en España, en Ponferrada, la capital berciana. Al tratarse de un circuito más suave que el del año pasado, la baraja de aspirantes es más amplia. Desde viejas glorias como Alejandro Valverde, Tom Boonen, Fabian Cancellara y Simon Gerrans, a nuevas y rápidas figuras como John Degenkolb, Michael Matthews, Peter Sagan o Nacer Bouhanni. Sin olvidar, por supuesto, a corredores que se encuentran en plena madurez deportiva, en sus mejores años, como Alexander Kristoff, Rui Costa, Ben Swift o Greg Van Avermaet. Estos son los principales favoritos, pero todavía puede considerarse más amplio el abanico de aspirantes. ¿Cómo no incluir a clasicómanos natos como Philippe Gilbert o Sep Vanmarcke, a ciclistas acariciados esta temporada por el triunfo, como Matteo Trentin, Tom Dumoulin, Michal Kwiatkowski o Tony Gallopin, a habituales atacantes, como Sylvain Chavanel, Geraint Thomas, Jan Bakelants, Ramunas Navardauskas o Alessandro De Marchi, habituales de los mundiales, como Aleksandr Kolobnev o Matti Breschel, o a vueltómanos todoterreno, como Vincenzo Nibali, Warren Barguil, Rigoberto Urán o Bauke Mollema? También, por qué no, a Purito otra vez. ¿Y por qué no una sorpresa, como en su día lo fue Freire?

Como todos los años, el campeonato del mundo está rodeado de incertidumbre. Es la carrera del año, aunque algunos ciclistas españoles todavía sigan dando excusas peregrinas (nunca mejor dicho) para no disputarlo, que recuerdan bastante a aquella cantinela pasada de que "el mundial es una loteria". Hablo, claro está, de Contador, un corredor que jamás ha terminado entre los diez primeros de un mundial. Es más, apenas ha participado. Pocos son los corredores que han ganado más de una gran vuelta y que no han finalizado entre los diez primeros; entre ellos se encuentra Contador. La lista se completa con Hugo Koblet, Roger Pingeon, José Manuel Fuente, Pedro Delgado, Alex Zülle, Ivan Gotti, Paolo Savoldelli, Gilberto Simoni, Roberto Heras, Ivan Basso, Denis Menchov y el mentado Alberto Contador.  Entre ellos hay algunos ciclistas españoles ganadores de vueltas, y también muchos de los ganadores de Giro de sus años más decadentes (1996 - 2005). Todavía menos son los ganadores de Tour que no han finalizado entre los diez primeros: Hugo Koblet, Federico M. Bahamontes, Pedro Delgado,  Roger Pingeon, Óscar Pereiro, Alberto Contador, Carlos Sastre, Andy Schleck, Bradley Wiggins y Christopher Froome. Algunos escaladores sí lo hicieron, como Charly Gaul, Lucien Van Impe o Marco Pantani, desmintiendo el tópico, muy anclado en el imaginario patriotero-deportivo nacional, de que los escaladores no pueden destacar en un mundial. 

Repasemos ahora las llegadas de los últimos cincuenta mundiales.


Sallanches 1964: En un circuito muy selectivo, Jan Janssen vence al sprint a Vittorio Adorni y Raymond Poulidor.

Lasarte 1965: El británico Tom Simpson bate a Rudi Altig en un circuito pasado por agua.

 Nürburgring 66: El alemán Rudi Altig aprovecha el marcaje de las estrellas francesas Raymond Poulidor y Jacques Anquetil para hacerse con el triunfo. Por primera vez se realizan controles antidopaje: los seis primeros corredores se negarán a pasarlos. 
Heerlen 1967: Eddy Merckx se impone en el sprint a Jan Janssen, Ramón Sáez y Gianni Motta.

Imola 1968: Adorni vence en solitario con casi diez minutos de ventaja. Merckx, compañero de escuadra, que no de selección, controla el grupo trasero.

Zolder 1969: pareja sorprendente en el llano circuito belga: el holandés Harm Ottenbros vence a Julien Stevens. El campeón holandés nunca volverá a destacar.Tampoco el corredor belga.
Leicester 1970: Jean-Pierre Monseré, jovencísimo corredor belga, vence en solitario con poca ventaja ante un grupo formado por Felice Gimondi, Leif Mortensen, Bruno Rouxel, Leslie West y Alain Vasseur. Se esperaba una carrera muy prometedora para el campeón belga, pero desgraciadamente fallecería al año siguiente en un accidente en carrera.
Mendrisio 1971: Merckx se impone con solvencia a Gimondi en el duro circuito suizo. Sin duda, se trataba de los dos corredores más completos del momento.

Gap 1972: el sprinter italiano Marino Basso, encabezando un grupo en el que se encuentran, entre otros, Cyrille Guimard y Eddy Merckx,  rebasa en los últimos metros a su compatriota Franco Bitossi.

Barcelona 1973: cuarteto "imperial" en la llegada catalana: Felice Gimondi, Eddy Merckx, Luis Ocaña y Freddy Maertens. A pesar de que el jovencísimo Freddy Maertens intenta lanzar a su compatriota Merckx, el gran campeón belga no tiene su día. De esta forma, Felice Gimondi adelanta a Maertens, completando Ocaña el podio.
Montréal 1974: En el primer mundial celebrado fuera de Europa, Eddy Merckx vence, imponiéndose al veteranísimo Raymond Poulidor. El belga iguala de este modo los tres mundiales de Binda y Van Steenbergen. Además, Merckx vence el Giro, el Tour y el mundial en el mismo año.

Yvoir 1975: El campeón olímpico Hennie Kuiper vence en solitario con pocos segundos con respecto a un grupo comandado por Roger De Vlaeminck, que pierde la oportunidad de vencer en un mundial. 


Ostuni 1979: Freddy Maertens bate ampliamente a Francesco Moser en el caluroso circuito pullense.

San Cristóbal 1977: En el circuito venezolano, Francesco Moser da alcance y bate al alemán Dietrich Thurau en el sprint. Las malas lenguas dicen que el joven alemán puso muy poco empeño en el sprint.

Nürburgring 1978: Bajo unas durísimas condiciones climáticas, Gerrie Knetemann vence a Francesco Moser en un ajustadísimo sprint.


Valkenburg 1979: El holandés Jan Raas vence en casa, batiendo a Dietrich Thurau y Jean-René Bernaudeau. Poco antes, en la misma recta final, un movimiento extraño de Thurau había provocado la caída de Giovanni Battaglin.

Sallanches 1980: En el durísimo circuito saboyano, Bernard Hinault destroza a sus rivales en una de las mayores demostraciones de fuerza que se recuerdan en los mundiales.A poco más de un minuto llega Giambattista Baronchelli, el que más aguantó el ritmo de Hinault.

Praga 1981: Un renacido Freddy Maertens gana el sprint de un numeroso grupo, adelantando a Bernard Hinault y Giuseppe Saronni. El campeón belga salía de dos años completos en el dique seco. Tras la consecución de su segundo maillot arcoiris, no volverá a ganar nada relevante.

Goodwood 1982: Giuseppe Saronni deja clavados a sus rivales con uno de los demarrajes de último kilómetro más potentes que se recuerdan.

Altenrhein 1983: un jovencísimo norteamericano, Greg Lemond, sorprende a sus rivales. En el segundo puesto, Sean Kelly. El norteamericano ya había ganado en 1979 el mundial junior.
Barcelona 1984: en el duro circuito de Montjuich, el belga Claude Criquielion se impone en solitario.El valón, abonado a las segundas plazas y los puestos de honor, consigue aquí el mayor logro de su carrera.
Giavera del Montello 1985: el veteranísimo Joop Zoetemelk, de treinta y nueve años, corona su carrera deportiva con un violento ataque a falta de dos kilómetros.
Colorado Springs 1986: el italiano Moreno Argentin bate a Charly Mottet, supervivientes ambos de un grupo más numeroso, ante la inminente llegada del pelotón.
Villach 1987: el irlandés Stephen Roche evita el sprint llegando in extremis a meta. Es el último superviviente de una escapada. Moreno Argentin encabeza el grupo perseguidor. Roche completa así un año digno de Merckx: Giro, Tour y mundial. Jamás lo repetirá.

Ronse 1988: una de las resoluciones más sorprendentes de la historia de los mundiales. A falta de un kilómetro, el canadiense Steve Bauer alcanza a la pareja delantera, formada por Maurizio Fondriest y Claude Criquielion. Bauer lanza el sprint, y arrincona a Criquielion contra las vallas, propiciando su caída. Fondriest gana y Bauer será descalificado.

Chambery 1989: Lemond, llagando al grupo delantero desde atrás, derrota en un sprint imperial a Dmitri Konyshev, Steven Rooks y Sean Kelly.

Utusnomiya 1990: por primera vez los mundiales se disputan en Asia. En el circuito japonés, el belga Rudy Dhaenens gana por sorpresa batiendo a su compatriota, y compañero de escuadra en el PDM, Dirk De Wolf. El italiano Gianni Bugno no les podrá dar alcance.
Stuttgart 91: Giani Bugno bate a Steven Rooks y Miguel Indurain. Se les había unido, en el último momento, Álvaro Mejía.  

Benidorm 1992: Gianni Bugno revalida su título venciendo al sprint en un grupo numeroso. En segunda posición, el entonces sprinter Laurent Jalabert.

Oslo 1993: bajo un aguacero, un jovencísimo Lance Armstrong da la sorpresa. Entonces Armstrong se vislumbraba como futuro clasicómano.Miguel Indurain ganará el sprint por la segunda posición.

Agrigento 1994: Luc Leblanc vence en el duro circuito siciliano, con una escasa diferencia sobre Claudio Chiappucci y su compatriota Richard Virenque.

Duitama 1995: en el duro circuito colombiano, Abraham Olano se convierte en el primer español que vence un mundial. Recorrerá el último kilómetro con la rueda pinchada. Miguel Indurain ganará el sprint por la segunda plaza.

Lugano 1996: El belga Johan Museeuw se impone sin dificultades al local Mauro Gianetti.

San Sebastián 1997: Laurent Brochard vence al sprint en un reducido grupo, formado por Bo Hamburger, Leon van Bon, Udo Bölts, Melchor Mauri y Laurent Dufaux. Una fuga sorpresa para un mundial decepcionante.

Valkenburg 1998: el suizo Oscar Camenzind vence en un mundial duro y pasado por agua. Aun así, fue el mundial más rápido hasta el momento. 


Verona 1999: En este exigente circuito, un joven y desconocido español da la sorpresa. Es Óscar Freire, que con astucia se adelanta al grupo de favoritos, entre los que se encuentran Jan Ullrich y Frank Vandenbroucke, con un demarraje en el último kilómetro.

Plouay 2000: El letón Romans Vainsteins se impone al sprint, por delante de Zbigniew Spruch y Óscar Freire. Andrei Tchmil, recientemente nacionalizado belga, había sido atrapado en el último kilómetro. Vainsteins consigue el primer mundial para un corredor del antiguo telón de acero. No llegará a confirmar este éxito de juventud.

Lisboa 2001: el ondulado circuito lisboeta no impide la llegada a meta de un grupo multitudinario. Paolo Lanfranchi se había encargado de neutralizar las últimas intentonas, entre las que se encontraba la de Gilberto Simoni, también italiano, en una de esas acciones extrañas en las que los intereses de equipo comercial prevalecen sobre los de selección nadional. Óscar Freire vence en un incontestable sprint pegado a las vallas. Se conforman con el podio Paolo Bettini y el sorprendente esloveno Andrej Hauptman.
Zolder 2002:  este es el mundial más anodino que se recuerda. La selección italiana controla todo movimiento para llegar al sprint. Mario Cipollini vence, excepcionalmente lanzado por Alessandro Petacchi. Es el mundial más rápido de todos los tiempos.
Hamilton 2003: Igor Astarloa vence tras un duro ataque en la última vuelta. El grupo perseguidor lo encabezará otro español: Alejandro Valverde.

 Verona 2004: una nueva llegada al sprint, en este caso de un grupo más reducido. Alejandro Valverde lanza a Óscar Freire, que remata a la perfección, consiguiendo su tercer maillot arcoiris. Le acompañarán en el podio Erik Zabel y Luca Paolini.

Madrid 2005: llegada al sprint, una vez más, en la capital española.  Se impone con suficiencia el belga Tom Boonen. Alejandro Valverde finaliza de nuevo segundo.

Salzburg 2006: un demarraje de Samuel Sánchez en el último kilómetro desarbola el sprint. Le siguen Alejandro Valverde, Erik Zabel y Paolo Bettini. Será el italiano el que consiga la victoria.

Stuttgart 2007: Paolo Bettini repite victoria, en un mundial que termina en una ligera cuesta. Bate a sus rivales de escapada, Alexandr Kolobnev, Stefan Schumacher, Fränk Schleck y Cadel Evans. 
Varese 2008: en la última subida, Alessandro Ballan se destaca con un duro ataque. Vence con pocos segundos de ventaja sobre  un nutrido grupo, encabezado por su compatriota Damiano Cunego y el danés Matti Breschel.

Mendrisio 2009: en el duro circuito suizo, Cadel Evans aprovecha el marcaje del grupo de favoritos, seleccionado por Fabian Cancellara, para lanzar su ataque decisivo.Uno de los últimos mundiales realmente duros.

Geelong 2010: primer mundial disputado en Australia, y primera victoria para un ciclista noruego. Thor Hushovd vence al sprint en ligera subida a un grupo bastante numeroso. Matti Breschel y Alan Davis le acompañan en el podio.

Copenhague 2011: en un mundial apenas selectivo, y de desarrollo anodino, es el británico Mark Cavendish el que acaba imponiéndose al sprint.

Valkenburg 2012: Philippe Gilbert arranca con fuerza en el último paso por el Cauberg, sin poder ser alcanzado.Edvald Boasson Hagen y Alejandro Valverde intentarán darle caza, sin éxito.

Florencia 2013: el portugués Rui Costa alcanza en el último kilómetro a Joaquim Rodríguez, y lo bate al sprint. El portugués consigue el primer mundial para su país, aprovechándose de la desunión de los dos líderes españoles, Rodríguez y Valverde.

Muchas de las fotografías han sido sacadas de la página web http://forodeciclismo.mforos.com